¿Su idea de negocio vale oro? No equivocarse en la proposición de valor
Toda creación de una empresa empieza con la definición de una proposición de valor.
- ¿Cuál es la oferta?
- ¿Cuáles son sus utilizaciones?
- ¿Para que clientes?
Esta proposición de valor tiene que definirse en función de :
- El entorno socio-económico
- La competencia actual y potencial
- Elementos específicos del mercado y de los clientes.
¿Pero, cómo evaluar el interes de una proposición de valor?
¿Cuáles son los criterios que un empresario debe analizar para saber si su idea de negocio vale oro?
3 grandes áreas de la proposición de valor deben ser estudiadas para evaluar su pertinencia y el potencias de su éxito.
- La proposición de valor en ella misma.
- La creación del valor añadido.
- La capacidad a “capturar” ese valor.
La proposición de valor debe ser fácilmente comprensible.
Una buena idea de negocio es algo “simple”. Por ello, la proposición de valor debe ser comprensible por todo individuo mayor de 15 años. Es necesario identificar correctamente cual es el producto derivado de la proposición de valor, es decir, quiénes son los clientes y cuál es la aplicación del producto.
- ¿Qué se vende?
- ¿A quién?
- ¿Qué problema solucionara del cliente?
Definir el potencial de la creación valor de su idea y anticipar el valor que podrá capturar.
Hay ideas geniales, y otras más mundanas…. ¿Cómo las diferenciar?
Evaluar la oportunidad de su idea de negocio.
Par empezar, es conveniente identificar en que nivel la oferta va realmente satisfacer las expectativas del ciente.
- ¿La diferencia de valor percibido por el cliente, es significante?
- ¿La oferta corresponde a una necesidad?
Seguidamente, interesarse al público objetivo.
- ¿La oferta corresponde a un mercado existente?
- ¿Cuál es la dimension del mercado? ¿Cuántas partes del mercado peden conquistar, razonablemente?
- ¿Cuál es la media del ciclo de vida del producto?
Guardar en mente, cuantas más diferentes aplicaciones tendrá la oferta (en los diferentes segmentos de mercado), en mercados importantes y dinámicos, ¡más posibilidades detendrá su idea de llegar a ser un negocio rentable!
En fin, se evaluará la proposición de valor en términos de riesgos y costes. Pero, ¿para que sirve una buena idea, si se sabe pertinentemente que no se podrá distribuir fisicamente el producto en el mercado objetivo? ¿O, si los clientes están “atados” con una oferta de la competencia y que fuera demasiado costoso para ellos de cambiar de solución?
- ¿Cómo alcanzar la ventaja competitiva (coste, volumen, innovación)?
- ¿Movilización de los canales de distribución?
- ¿Cuáles son los recursos movilizables?
- ¿Es simple, insertarse en el mercado?
Evaluar la competencia.
Cuando se crea un concepto innovante, podemos dar por seguro, ver llegar la competencia después de su lanzamiento. Es lo mismo cuando penetramos en un mercado existente, es possible que la competencia se organice para un contra-ataque… Es conveniente aprehender esos riesgos competitivos de forma precisa.
- ¿Cuál es la dinámica de la competencia?
- ¿La competencia es innovadora o puede llegar a serlo?
- ¿Cómo va reaccionar la competencia a un nuevo entrante en el mercado?
- Evaluar el liderazgo de la competencia.
Evaluar la tecnología.
Si la competencia es un elemento determinante a tomar en cuenta cuando elaboramos la proposición de valor, la tecnología es un factor crucial el cual, puede demarcar de la competencia actual y potencial del mercado objetivo.
- ¿Cuál es el grado de madurez de esta tecnología?
- ¿Cuál es el “time to market”?
- ¿Cuáles son los riesgos técnicos inherentes a esta tecnología?
- ¿Cuáles es el riesgo de copia y, o substitución?
- ¿Se puede proteger?
- ¿Conlleva a un cambio radical o progresivo?